¿Alguna vez te has preguntado que seria de la vida sin cafeína?
¿Triste, Insípida, Aburrida?
¿Como serian las mañanas sin ese trago negro y oscuro? ¿Te entregarías a un sueño continuo sin tu ración de cafeína?
¿Serias capaz de soportar los dolores de cabeza, y la languidez sumada a la somnolencia?
¿Las galletas y las tostadas irían de velatorio?
¿Un mundo en el que el sueño y cansancio no se puedan controlar, y en el que tus ojos soñolientos y cansados te ardan, y suelten lágrimas, entre bostezo y bostezo?
¿Te imaginas esos fríos días de invierno sin el calor de tu taza en las manos?
¿Y las tardes, cuando las luces comienzan a brillar, y el ambiente huele a tertulia, a amistad, a abrazo calido tomado a sorbos?
¿Cómo serían esas tardes sin un buen café a dónde ir?
¿Cómo terminar un buen almuerzo o Cena sin degustar el oro negro?
Como chaparrón de agua fría,
como bofetada en medio de la vigilia y el sueño,
como una coz de mula en medio del culo
y la noche,
así eres, oh, adusto elíxir de los dioses,
atezado brebaje de esplendor huracanado,
oh, mágica poción
que desencadenas a la musa
que duerme en mi circular mazmorra.
Verbo activo de mis largas horas,
sol divino de mis oscuros días,
fusta de amargas gotas,
bésame con tu aliento
y tu rejuvenecedora llama despertadora.
(©1997, Ernesto Con, "El Poeta de
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