El Triunfo

Ayer pase un día con el estomago delicado, y creo que me estoy resfriando. Me duele la garganta y me cuesta respirar. Aun así he ido a correr, necesito correr. La lucha diaria con mi mente se fortalece día a día. No os he contado que ya tengo nuevas zapatillas, tuve que ir de urgencia a buscarme unas porque ya no podía más. 80 euros cogidas de las arcas reservadas y secretas que seguramente lamentare algún día pero la salud es lo primero. Costaban realmente 120 euros, y tras recorrer toda la ciudad de punta a punta las encontré rebajadas. Gracias Zen por el ofrecimiento que me hiciste, gracias de todo corazón. Ya no me duelen las rodillas al terminar de correr, y eso no tiene precio.

Hoy le he dado vueltas a la cabeza sobre el triunfo, que significa, como se logra y a que sabe. Vemos en televisión a los chicos cantarines persiguiéndolo y sin embargo no parecen muy felices, y cocineros, deportistas y políticos, que pese a su fama y status, siguen insatisfechos o intentando alcanzar el éxito total en sus vidas.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.

Las esperas nos cuesta demasiado, la paciencia se suele agotar pronto en el mundo en que vivimos. Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés y demás. Muchas veces abandonamos sin saber que estamos cerca de la meta. Solo llega el éxito cuando se lucha mucho y se espera el momento idóneo.

¿Quien sabe? Igual estoy creando las bases para sostener con firmeza lo que tenga que venir, fortaleciendo los cimientos y preparándome para ganar.