EMPATIZEMOS

miércoles


En uno de los cursos que di en la empresa americana nos enseñaron a “empatizar” con el adversario, compañero o jefe, para llegar a comprender sus razones y así ponernos en su lugar. Eran técnicas de trabajo en equipo, que a estos yankies les gusta mogollón.

En grandes rasgos, consistía en una serie de puntos sencillos que resultan muy difíciles de realizar, no nos engañemos: Ponerse en el lugar del otro y ser objetivo, identificar sus sentimientos, decirle que lo has captado, no implicarte (No es lo mismo captar la angustia del otro que angustiarse. Cuando además de percibir el sentimiento, nos lo hacemos nuestro, dejamos de ser una ayuda para el otro. Hay que evitarlo.) Adáptate la manera de decir las cosas dependiendo del sentimiento del otro y sobre todo, no intentes dar siempre soluciones, a veces escuchando ya das más de lo que se necesita.

Claro esta que las empresas buscan con estos cursos mas productividad y mas buen rollito. El uso en mi vida es más provechoso. He aprendido a Escuchar y en cierta forma a buscar la vuelta a cosas que parecen montañas. Pero solo para lo de los demás, a mí, como terapia personal no me sirve. Yo puedo ahogarme en la miseria por tener una mancha en mi camiseta, jejeje, y en ese instante, que se detenga el mundo y que aparezca la chica con traje plateado y que viene del futuro con una lejía milagrosa.

Me gusta traer vivencias parecidas a las que me cuentan para hacerme una idea aproximada de lo que esta pasando. Intento suplir de ese modo la falta de experiencia en distintos campos. Eso me sirve para buscar palabras de apoyo, para dar un abrazo, para dar posibles soluciones.

Un ejemplo, a lo mejor no muy bien traído, es cuando desaparece algún pequeñín. Es cuando me veo inmerso en el recuerdo de esa angustia vivida en la playa con mi sobrinito de 4 años. Me pidió jugar con otro crío en la orilla, y ahí que lo deje, haciendo su castillo junto al padre del niño. Me di la vuelta y me pegue un chapuzón para refrescarme, y ya desde el mar dirigí mi vista a donde supuestamente deje a mi sobrino, pero allí no estaba. Creo que ande sobre las aguas, pero no lo veía. Le pregunte al adulto y me dijo que no sabia nada, que no lo había visto. Ese instante fue atroz, miraba a la izquierda, a la derecha, estaba paralizado por el terror, corría como un pollo sin cabeza, siempre te pones en lo peor. Me arrodille en la arena, preso de impotencia y desesperación. En mi bolsa tenia el móvil, ¿que diré? , ¿ Como lo explico? Cuando me acercaba a la sombrilla, veo que la toalla esta removida y como si tapara algo, y yo no recordaba haberla dejado así. Me acerco con miedo, la levanto y allí estaba el angelito, mirándome asombrado y diciéndome “ …tengo frío….” Me lo comí a besos y me acosté a su lado para darle calor.

I

3 Cosas que quiero decirte.:

Thiago dijo...

Joder, creo que he pillado el concepto, cari... pq me están salinedo unos lagrimones a docenas de mis ojos, he vivido contigo la angustia de no ver al niño, y he llorado de alegría al abrazarlo...¿es esto la empatía? si no lo es, se le parece mucho, jjaj

Y es que ahora que tengo dos primitos pequeños daría la vida por ellos...

bezos.

Laura dijo...

Chico, qué angustia. Sólo pensar que me ocurra con uno de mis sobrinos me pone los pelos de punta. Yo procuro ser empática aunque no sé si siempre lo consigo. Un abrazo.

ladychena dijo...

Yo empatizo muy bien, de hecho soy la empatía con patas... eso si... de la manera en la que tu dices que no se debe, y es que hago mios todos los problemas ajenos, intento arreglarlos y sufro muchísimo.

Intentaré aplicarme tu teoría, y no hacerlos mios.

Menos mal que tu sobri apareció ¡dioses!

Un abrazo