Zombis y Arena

Tomaba un puñado de arena de la playa en las manos y preguntaba ¿serias capaz de contar todos estos granos por mil millones de pesetas? ¿Si mañana fuera el Fin del Mundo, que harías? Y contestaba “me encerraría en un Hipermercado y me comería todos los Phosquitos”. Te despiertas un día y descubres que estas rodeado de Zombis, que es lo que haces tu? “Simplemente me quedaría parado a esperar que me conviertan en uno de ellos, no vale la pena luchar si todos son iguales menos tu”. Esa inocencia que te da la pubertad, de 12 a 16 años. Horas de conversación sin aparente significado pero con la frescura y profundidad del momento.

Para nada nos preocupaba el futuro, el presente inmediato era nuestro horizonte. Vivíamos el momento como si fuera el último. El tiempo corría a nuestro favor y los problemas se arreglaban con un partido de fútbol.

Si un problema NO tiene arreglo ¿Por qué te preocupas? Y si tiene arreglo ¿Por qué te preocupas? Para mi es muy fácil buscar culpables de mis traumas y carencias, solo tengo que mirar a mi alrededor. Es muy fácil eliminar los espejos de mi casa. Es sencillo sentarme y perder la mirada en lo que vendrá. El autobús no espera a nadie.

Yo no quiero ser como los demás, porque soy distinto y acepto mi diferencia. No voy a contar los granos de arena, prefiero tumbarme en ella y disfrutar del Sol, del Mar y de la compañía. Y si mañana fuera el Fin del Mundo, le diría a cada uno de mis amigos, que los quiero y que mil veces que naciera mil veces quisiera tenerlos junto a mí.