La Cuerda

domingo


Un año más, llega la Semana Santa a la ciudad. Es el festival de los golpes de pecho, un carnaval de púrpuras, morados y granates. Azahar e incienso. Lujo, dinero, rivalidad, orgullo y pasión.
La de Jesús, la del Dios hecho hombre, que muere y sufre por nuestros pecados.
Poco o nada se nos ha hablado o escrito de la juventud de Jesús. Donde estuvo durante su adolescencia y tras cumplir la mayoría de edad. Sabemos que nació en un pesebre, y que murió en la cruz. Estos hechos suponen sus tres últimos años de vida.
Algunas historias lo sitúan en Egipto, iniciándose en los conocimientos de la astrología, y aprendiendo los secretos de los faraones y llenándose de energía misteriosa en las grandes pirámides. Otros sostienen que fue a la India, donde los grandes Budas le enseñaron a leer, a curar enfermos y a realizar exorcismos. Hay escritos que aseguran que viajo hasta Inglaterra para aprender de los druidas celtas.
Jesús era un Gran Maestro en todas las ciencias y es normal que aprendiera de esas civilizaciones, cuyo conocimiento siempre estuvo ahí, a nuestro alcance pero no hay mas ciego que el que no quiere ver y pocos son los elegidos.
Contare una historia que leí en un libro. Había una ciudad pegada al mar. Justo enfrente de sus murallas había una isla. La Isla era un Paraíso, con comida abundante, agua y animales. La ciudad estaba pasando por problemas de abastecimiento, y sus gentes morían por hambre y sed. Como el mar entre la isla y la ciudad siempre estaba embravecido y con corrientes muy peligrosas, nadie había conseguido llegar hasta ese lugar. Un día apareció un hombre y dijo, “Voy a cruzar el mar hasta la isla, atare un cabo a este lado del mar y cuando llegue al otro lado sujetare la cuerda y así podréis cruzar”. Este hombre, con muy pocos seguidores, comenzó su hazaña. El mar le golpeaba y lo zarandeaba, pero el, firme en su propósito siguió adelante. Casi sin fuerzas y exhausto llego por fin a la isla, ato la cuerda con su ultimo aliento…y murió. Sus seguidores desde la ciudad vieron la hazaña y comenzaron a comentarla a todo el mundo. Todo agradecían al hombre la gran ayuda prestada, y decidieron celebrar su trabajo y logro con fiestas, alegrías y erigiendo figuras en su memoria.
La cuerda permanecía allí, ante la vista de todos , era el camino a una vida mejor, pero fue pasando el tiempo, se lleno de maleza, enredaderas y musgo, y se fueron olvidando de ella y del fin que perseguía

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